En respuesta a la su carta, publicada en El País, titulada: “A los catalanes” Sr González, de fecha 30/8/12015, tengo que admitir que, por primera vez, estamos de acuerdo usted y yo en algunas cuestiones: la aventura de Mas y sus corifeos sólo puede traer consicuencias negativas a los catalanes de hoy y las generaciones futuras.
No soy nacionalista; ni catalanista ni españolista: ya tuve demasiado “nacionalismo” patriotero con el de Franco y su secuaces. Personalmente, pienso que el nacionalismo es una enfermedad de los pueblos, de las masas y de las personas: una psicosis violenta, la más de las veces, bajo la que se esconden vicios y complejos, neurosis y bajos instintos, e intereses, muchos intereses. En fin, esa es mi convicción sobre los nacionalismos y, así, espero que quede clara antes de entrar en el asunto que nos concierne.
Decía Sr González que estoy de acuerdo en sus razonamientos sobre lo nociva de la iniciativa del Sr Mas: desconexión de Europa, de América Latina, de España y de la legalidad al mismo tiempo. No es poco, no. A ello se le debe sumar el corolario de que, en un hipotético “triunfo” de los independentistas masianos (esos minoritarios que, subidos al carro demecial de Artur, tirado por los caballos y euros de la Generalitat puesta a su servicio, pretenden el desatino), más años de miseria alargarían y empeorarían la crisis económica que ya sufre el pueblo catalán hace años, igual que el resto de los países del sur europeo. Obviamente, se resentiría el comercio con los países de la UE y de America Latina, al menos, hasta que la situación se “normalizara”: y normalizar una reclamación medievalista como la de los independentistas de Junqueras, hoy en día, puede tardar muchos años; eso no se le escapa a nadie con dos dedos de frente, y lo callan los de Mas arteramente pues saben que el Estado que pretenden construir tiene por delante un largo y arduo camino hasta ser reconocido en la escena internacional, política, comercial y monetariamente. Y lo saben, simplemente, porque es una obviedad. Eso, sin tener en cuenta la fuga inmediata de capitales y empresas (que estoy seguro ya se está dando en alguna medida: muchos proyectos están detenidos a la expectativa sobre qué ocurrirá el 27/S)
Sin embargo, Sr González, su defensa de la legalidad democrática no nos hace ningún favor a quienes queremos recuperar para los ciudadanos el sentido común y la honestidad en la gestión de la res pública. Si llegamos a la situación a la que hemos llegado es gracias a la perversión de la democracia, a la corrupción y a la manipulación de las instituciones y la legalidad a favor de unos filibusteros entre los que usted y los suyos se encuentran en lugar destacado. Superado tan solo por Aznar y sus acólitos. Ambos, ud y los aznaristas: meros mamporreros del poder económico (ese poder verdadero que no es elegido por los ciudadanos, ya sabe…)
Sr González, muchos españoles sufrieron los rigores de aquella dictadura que tanto “toleraron” los países occidentales y que se presentaba como baluarte de los valores occidentales y muro ante el comunismo de la URSS. Vale, han pasado de ello 39 años y para muchos de los españoles de hoy aquello no es más que unas páginas en el libro escolar de historia. Ustedes pactaron con los herederos del dictador vergonzosamente a cambio de un trocito de la tarta del poder. Ustedes, digo, y me refiero principalmente a Alianza Popular (ese partido montado por un exministro de Franco, apoyado por las oligarquías rancias del franquismo y las interesadas multinacionales, que se “refundó” vergonzantemente bajo el “nuevo” nombre de Partido Popular (esos patrioteros que van acusando paradójicamente de populistas a todos lo demás), al PSOE suyo y de Guerra (y de Ibarra o Bono ¡vaya suma de impresentables, oiga!) que convirtió el Estado español en su propio cortijo y que sigue teniendo un sentido patrimonial del mismo que a usted se le nota cada vez que abre la boca, y a los nacionalistas de derechas de CiU y del PNV. Ustedes cuatro, PP, PSOE, CIU y PNV, se repartieron durante años el estado y el poder, apoyados por los medios oligárquicos de comunicación que han actuado y actúan como verdadero cuello de botella del flujo democrático ciudadano al que manipulan, ningunean o difaman. De ahí que su obsesión con Podemos (al que no pertenezco) es tal que en una carta “a los catalanes” no se puede usted resistir a la puya espúrea contra Tsipras, disparando así a Podemos en carnes ajenas.
Olvida usted que la miseria en la que ha caído España (y Grecia) es mérito exclusivamente del PP y del Psoe, igual que en Grecia lo ha sido del Pasok (tan amigo del psoe) como de Nueva Democracia (el PP griego, ya nos entendemos) y resulta de un cinismo escandaloso, insultante para el pueblo, su discurso pretendiendo criticar a quienes, tras decenios de corrupción y expolio del Estado por parte de ustedes cuatro, tienen problemas para lidiar con los inmensos poderes fácticos de la nomenclatura capitalista europea. Les salva del escarnio el ser copropietarios del 90 % de los medios de comunicación (y si de TV hablamos, el 100%: esa es “su” idea de libertad de expresión…)
Volviendo a Catalunya. Flaco favor hacen quienes desde la iniquidad, desde un pasado plagado de casos de corrupción, desde la tolerancia con los restos vivitos y coleantes del franquismo, vienen a “defendernos” a los catalanes. Cállese sr González, que diría su reverso en el espejo. O mejor, confiesen ustedes sus crímenes: pues robar y convertir la democracia española en un cortijo particular es un crimen imperdonable. Ese es el único servicio que muchos podemos esperar de ustedes: confiesen, cuéntennos cómo se repartían las contratas, las comisiones de los sucesivos Booms Inmobiliarios (ya nadie recuerda el de finales de los 80; ese fue suyo, oiga). Cuéntennos cómo han abusado del poder que les han dado los votos ciudadanos para enriquecerse, como han manipulado las instituciones del estado, la Justicia, la Enseñanza, los medios estatales de comunicación, a favor exclusivamente suyo y con el único objetivo de perpetuar ese status quo al que están aferrados cual garrapatas. Igual que a la ETA se le exige que abandone las armas y se arrepienta, hagan ustedes lo mismo: devuelvan lo robado y confiesen. Es lo único que pueden aportar para que España (y Catalunya) recuperen la dignidad democrática. Y luego -como le decía josemarí- ¡vayanse! Y, de paso, se llevan ustedes a los Borbones, esos que heredaron la Jefatura del Estado vitalicia por una ley de la dictadura franquista (la de Sucesión del 67)
Usted, sr González, es de la misma Troupe que los de CiU. Ustedes se repartieron el estado, dejando a Catalunya en manos de una Convergencia y Unio que hizo de Catalunya lo mismo que ustedes (PP y Psoe) hicieron de España: una red clientelar de cobro de comisiones a cambio de repartir las contratas entre grandes empresario que pagaban y luego cobraban por ellas mucho más de lo que realmente valían. Y hablamos de miles de millones de euros en obra pública, en justicia, en ejército, en administración: un expolio monstruoso que extendía sus tentáculos desde los gobiernos de la nación (o de la autonomía, en el caso catalán y el vasco) hasta el más pequeño de los ayuntamientos.
No nos van a “salvar” de la miseria, económica y moral, quienes nos hundieron en ella, Sr González. No. Es la ciudadanía, los nuevos partidos políticos, quienes tienen la oportunidad de recuperar la dignidad y la eficacia en la administración del Estado. Y fijese que – siendo yo eso que llaman de izquierdas- no centro hoy esa esperanza sólo en los partidos como Podemos o IU, que todavía no han gobernado el país, sino que también partidos como Ciudadanos o UPy D, que se sitúan a la derecha pueden venir a recuperar esa dignidad de la que le hablaba. Porque antes de la ideología está la decencia y la honradez. Y de eso, Sr González, andan muy escasos en el PP, el el PSOE y en Convergencia.
Para terminar, no dejaré de recordarle que empezaba diciendo que estoy de acuerdo con el análisis de las consecuencias que para Catalunya y para los catalanes traería el triunfo de los exaltados independentistas. De estos sólo me resta comentarle que en Catalunya, hace unos pocos años, existe la sensación de que gobierna un partido que en las últimas elecciones sacó un 1% menos de votos que el PSC y un 1% más que el PP: ese partido es la ERC del Sr Juqueras. Entregar los medios que el Estado le ha conferido a este grupo minoritario ha sido el mayor despropósito de un Mas que se vio abocado a una huida hacia delante ante el fracaso enorme de su última convocatoria electoral anticipada (en la que perdió buena parte de sus diputados y la mayoría absoluta que soñaba y casi tenía se alejó definitivamente de su alcance).
Ponernos en manos de fanáticos de la barretina, en manos de tradicionalistas disfrazados de progresía, en manos de la Catalunya más provinciana, cerrada en sí misma y miope ha sido el resultado de la enajenación de Artur Mas, un dirigente incapaz de asumir su fracaso electoral y su evidente responsabilidad en la crisis económica que ha provocado el liberalismo desenfrenado del PP y el disimulado del Psoe, al que Convengencia es ideológicamente y prácticamente adepto. De ahí que haya dejado los cantos de sirena nacionalistas a ERC: esa Catalunya “libre” en la que supuestamente los perros se atarán con butifarras en las nuevas farolas de plata y oro de Canaletas.
Esa Catalunya a la pertenecían ya mis bisabuelos y los bisabuelos de mis bisabuelos y donde no voy a poder votar por la razón simple de que trabajo y vivo en Aragón hace diez años. Si le vale como broma, pienso pedir carné de asiliado político en España si los de Mas consuman su golpe de Estado. Espero que me lo concedan, pues no pienso renunciar a ninguna de mis dos nacionalidades: a mí, la pregunta de a quien quieres más, a papá o a mamá, siempre me ha fastidiado. Amo a ambos, y por ambos sufro también, como cualquier hijo bien nacido.
En fin, podría seguir, pero ya es suficiente. Sigan mi consejo, si todavía le resta algo de decencia: confiesen el uso espurio del Estado de todos los españoles del que se han lucrado ustedes y luego, váyanse. Ni siquiera pretendo la merecida cárcel para ustedes (pp, psoe, ciu): sólo que se larguen de una vez y nos dejen a los españoles y catalanes vivir en paz y organizarnos racionalmente. Honestamente.
Que tenga usted el día que se merece,
Atentamente,
Josep Turu i Rosell.
(severo diletante)